


“Escribo como si fuera a salvar la vida de alguien.
Probablemente mi propia vida.”
(Clarice Lispector)
Para no ser etiquetadas las mujeres esquivan todos los días el miedo al desprecio, a la censura y al aniquilamiento y, aun así, terminan siendo definidas como “inestables”, “ansiosas”, ''depresivas, ''dependientes”, ''obsesivas” o, ''inseguras”.
¿Por qué es importante la terapia narrativa feminista?
Atreverse a decir es ejercer un derecho. Cuando una mujer o grupo de mujeres externaliza los problemas que les afectan y entienden que esos problemas están relacionados con lo que dicta para ellas la cultura y la historia social, se produce una transformación. Decir y escribir permite constatar que se está viva, física y psíquicamente y que se puede contarlo.
Estos 14 textos son diálogos íntimos y políticos, diálogos que se niegan a seguir naturalizando la violencia.
Encuentra el tuyo aquí

Escrito en el cuerpo
Relatos

Hermana Oscuridad
Por Aurora Belén
(Quito)

Ritual para (de) volverme al cuerpo
Por Salomé Carvajal Ruiz
(Manabí)

Resistencia y Resilencia
Por: Autora anónima
(Esmeraldas)

Yo, sobreviví
Por Fernanda Mejía
(Quito)

¡Qué valiente de mí!
Por Mamá Osa
(Quito)

Saliendo del temor a encontrar tu poder
Por: La Coneja
(Quito)

La ciudad del Parche
Por: Karla Cifuentes
(Quito)

Me llamo Isabel y quiero contar mi historia
Por Libremente Mariposa
(Esmeraldas)

Lo que llamas "amor"
Por: Nicole Zambrano
(Manabí)

Heroínas
Por Karla Cedeño
(Manabí)

Transgrediendo la receta tradicional de la vida
Por: La Mona
(Quito)

¡Tengo valor!
Por: Shanyta
(Esmeraldas)

Entre el sueño y la vigilia
Por: Nathalie Forero Perdomo
(Quito)

Inquebrantable
Por: Estefanía
(Quito)
